La sostenibilidad es tan ambiental como social, las dos dimensiones han de darse aunadamente, de modo armónico; el entorno y las personas, no pueden disociarse, sin que se malogren ambos bienes, según el Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (CERMI).

Este postulado de la necesidad de un despliegue equilibrado, cooperativo y simultáneo de lo verde y de lo social, será defendida por el movimiento social de la discapacidad articulado en torno al CERMI en todas sus acciones de generación de conocimiento, de toma de conciencia y de incidencia política, pues existe el riesgo cierto de que los aspectos sociales una vez más queden relegados en la agenda pública.

Así se ha expresado el presidente de la plataforma de la discapacidad, Luis Cayo Pérez Bueno, en una intervención sobre si los fondos europeos están siendo gestionados con mirada social.

La convergencia de lo ambiental y lo social debe impregnar todas las políticas públicas y las estrategias de los actores privados y civiles, pues una gestión ambiental que no tenga presente los derechos, la inclusión y el bienestar sociales, no resultaría exitosa sino que aparte de ofrecer logros limitados vería socavada su propia legitimidad.

Para el CERMI, es el momento de la eco-inclusión, de una lectura y aplicación cruzadas de los objetivos ambientales y sociales que los refuerce mutuamente, expandiendo su potencialidad de cambio positivo.